Cruce bosques de espinas,
Atravesé ríos de lágrimas,
lagos sangre.
Subí montañas de huesos
creadas por la simiente de los no queridos.
Trate de atraerte.
Lloré historias en la ciudad de los muertos,
donde no existe ningún sentimiento.
Trové para reyes impotentes,
reinas putas y príncipes idiotas.
Canté baladas de dolor y muerte,
bajo la atenta mirada de las bestias del bosque.
Toqué extraños instrumentos de oro y hueso
en las cuevas de los trolls y los enanos.
Susurré amorosas palabras en oídos
que no deberían haberlas escuchado.
Enfrié corazones ardientes.
Fragmenté corazones de hielo,
pero a ti no te encontraba.
Ahora, yazco solo perdido,
mi cuerpo me ha abandonado,
no puede seguir mi viaje.
Soy una niebla que camina.
Formo parte de la realidad, sin imposiciones corporales.
Dejé de buscarte.
Entonces, te vi. Entonces me vi.
Nunca te habías ido, era yo
el que estaba perdido.
El que por encontrar una fantasía,
se perdió en la realidad.
Cuanto más te buscaba.
Más me perdía
Por qué éramos uno,
y al no reconocerte deje de verme.