sábado, 19 de noviembre de 2016

Cita a ciegas.

"Nacemos para morir."

 Se quedo mirándome con sus ojos saltones de diabético, como si hubiera descubierto la puta América. No por primera vez, me preguntaba que hacia allí, para recordarme que le estaba haciendo un favor a una amiga que tenía un medio novio al que se quería follar sin que el friki de su compañero de piso les estorbase o algo peor.
Y allí estaba yo, escuchando las sandeces que salían por su boca disfrazadas de filosofía vital, no eran más que una serie de clichés, banalidades y palabras huecas.
 Cuando le llame para concertar la cita y quedamos en esa cafetería casi me entra un ataque de risa, íbamos a merendar, a merendar en la cafetería mas rancia de la ciudad.  Para escapar del tedio me puse a observar, mirara donde mirara solo encontraba cascos con forma de moños y maquillajes de carnaval, creo que calcule cuantas veces se podría ir de la tierra a la luna juntando las arrugas por metro cuadrado que había en ese lugar, era como si una horda de extraterrestres con una extraña fijación por las pastas de te, se hubieran dado cita en ese lugar y hablaran en su dialecto incompresible a los seres humanos.
 Me di cuenta de que mi cita estaba extrañamente callada, cuando le mire casi me caigo de la silla del susto, se había convertido en un sapo gigante. Mire a mi alrededor y la horda de robots alienígenas adictos a las galletas no prestaban atención al sapo gigante que cada vez que quería beber café sacaba una enorme lengua roja, también cazó un par de moscas.
 Me sorprendió su croar suave y acompasado, mucho mas agradable que esas palabras vacías dichas con voz medio gangosa, lo malo es que no entendía lo que me decía, en un intento por ser amable cada vez que él se callaba yo asentía y sonreía incluso imitaba su forma de croar. La conversación, si se le puede llamar así, transcurría de una forma más o menos fluida pero yo me aburría muchísimo, empece a jugar con el cuchillo de la mantequilla, a clavarlo entre los huecos de los dedos. 
Hubo un momento en que alcé la mirada y lo vi en sus ojos, quería tocarme, durante un segundo el miedo me paralizo intente retirar la mano pero él fue más rápido movió su anca derecha atrapando mi mano con su pata, su tacto era de lo mas desagradable húmedo, frío, pegajoso se fue acercando hacia a mi lentamente cuando vi asomar su larga lengua a través de esa boca babosa, no lo pude evitar. 
 He de decir, que si los camareros hubieran hechos su trabajo, quitando las viandas vacías de los cliente, en lugar de quedarse charlando en la barra, hubiera sido difícil que hubiera ocurrido lo que ocurrió. 
¿No lo sabe? sencillamente que no lo pude soportar más, me puse nerviosa no quería sentir su tacto, ni que me tocara, cogí el tenedor de la merienda y se lo clave en el ojo, se puso a gritar mas como un cerdo que como un sapo, no sabía que hacer para que volviera a sentarse en la mesa y dejara de dar el espectáculo, lo único que se me ocurrió fue clavarle las manos a la mesa no fue una buena idea, siguió gritando aun mas fuerte, pateando y saltando hasta que  se liberó para luego sacarse el tenedor con el ojo y todo, con tan mala suerte que se le escapo y rodó fuera de su alcance.
 A todo esto la cafetería era un caos, los robots alienígenas que se hacían pasar por marujas debían de estar sufriendo algún tipo de cortocircuito por que no dejaban de gritar con sus agrietadas bocas rojas abiertas en un rictus terrorífico dejando al descubiertos sus torcidos dientes amarillos. Estaba tan nerviosa que apenas podía respirar, necesitaba salir de ese sitio convertido en una pesadilla infernal. 
Sí, supongo que fue en ese momento, no lo recuerdo con demasiada claridad  ¿ Esta bien?... Oh, vaya lo siento mucho, no fue mi intención, como le digo yo intentaba escapar de ese lugar. Me dirigía a la salida, cuando pise el ojo del sapo, salí disparada sobre esa masa gelatinosa, el chico se cruzo en mi camino, quise apartarle pero creo que no calcule mi fuerza, ni su peso y salio disparado, que se diera de cabeza contra el mostrador de los pasteles rompiéndolo a su paso, esta muy lejos de mi responsabilidad. Pero en cualquier caso, si ve a la familia trasmítales mis condolencias, por favor.
 El caso es que mi encuentro con el niño me desestabilizó y caí al suelo, vi aparecer a los camareros, con sus chaquetas blancas, pensé que venían a ayudarme, yo tenía intención de pagar la merienda que había consumido, cuando vi que uno venia enarbolando un palo con intención de agredirme. 
En este punto, he de decir, que yo estaba bastante desquiciada, solo había pisado a un sapo, por decirlo de alguna manera, no entendía por que se ponían así, ¿ Por que tanto alboroto?. Solo quería pagar mi merienda e irme a casa.
 Sí, ya se que estan en el hospital  pero eso no es mi culpa, yo lo único que hice fue defenderme. Además si no sabes sujetar un palo sin que te lo quiten, no cojas el palo ¿no? La verdad es que parecían ocas furiosas, no dejaban de gritar y de pegarme yo una vez más me defendí como pude. Vi una hermosas luces de color azul y blanco que paraban frente al café, un fuerte golpe en la cabeza y la oscuridad...
 Ahora estoy en esta sala, hablando con usted, pero no se por que estoy llena de sangre, ni el por qué de mis cardenales, me miro al espejo y veo mi cara destrozada y no recuerdo cuando paso.
Todavía no me ha dicho cuando me voy a ir de aquí, eso me hace sentir un poco confusa y muy muy nerviosa, le estoy observando y cada vez se parece más a un enorme conejo gigante ¿lo sabia?...

sábado, 22 de octubre de 2016

Poesia punki o como destrozar un clásico

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía es el vómito que me produce
tu mirada perdida de no muerto.
Poesía es el asco que golpea
mi corazón cuándo te veo cruzar la puerta.
Es el esputo que lanzo contra
tu rostro, cuando intentas besarme,
Poesía es decirte que me repugnas,
que salgas de mi vida.
Poesía es mi puño contra
tu cara.
Poesía eres tú.

Sin titulo

Los rugidos del
alma
atronan los oídos
de los muertos
que se pudren bajo
una tierra
estéril, sombría,
atravesada por
ríos de sangre
semejantes a
heridas abiertas.

La pena es el viento
que la azota,
transportando los
esqueletos de las
esperanzas muertas.

El tiempo, detenido
en ese instante
de dolor intenso,
se diluye en las
lágrimas
de quien esto escribe.

Sintiendo la pena de
un corazón
que se rompe y desgaja
mientras cientos de
perros hambrientos
lamen la sangre
que cae sobre la acera
esperando el festín
de la muerte,

La fiesta de la
desesperanza.

Mala hostia

 El asco sube por
mi garganta, ahogando
cualquier pensamiento.

La frialdad se apodera
de mi mente
como un
permafrost.

El corazon se para
bombeando mala hostia.

Recibe la bofetada
de mi indiferencia

Tu ineptitud como
ser humano, me demuestra
que no meceres el
apelativo de persona.

Nº 1

Perdemos las palabras que no
decimos.

Terminan en un rincón del universo
donde se van pudriendo.

Su fetidez infecta nuestros corazones,
corrompiéndolos.

Paseamos por nuestra existencia
con la mirada perdidas,
como autómatas.

Nuestras defensas nos aíslan del
exterior.

Mientras, la gangrena se
extiende en nuestro interior.

Hace mucho tiempo que dejamos de vivir
para tan solo existir.

Para Encotrarte

Cruce bosques de espinas,

             Atravesé ríos de lágrimas,

 lagos sangre.

             Subí montañas de huesos

creadas por la simiente de los no queridos.

Trate de atraerte.

             Lloré historias en la ciudad de los muertos,

donde no existe ningún sentimiento.

             Trové para reyes impotentes,

reinas putas y príncipes idiotas.

             Canté baladas de dolor y muerte,

bajo la atenta mirada de las bestias del bosque.

              Toqué extraños instrumentos de oro y hueso

en las cuevas de los trolls y los enanos.

               Susurré amorosas palabras en oídos

que no deberían haberlas escuchado.        

               Enfrié corazones ardientes.

               Fragmenté corazones de hielo,

pero a ti no te encontraba.

                Ahora, yazco solo perdido,

mi cuerpo me ha abandonado,

 no puede seguir mi viaje.

                Soy una niebla que camina.

Formo parte de la realidad, sin imposiciones corporales.

                Dejé de buscarte.

Entonces, te vi. Entonces me vi.

                Nunca te habías ido, era  yo

el que estaba perdido.

                 El que por encontrar una fantasía,

se perdió en la realidad.

                 Cuanto más te buscaba.

Más me perdía

                 Por qué éramos uno,



y al no reconocerte deje de verme.

A LA COURTNEY

El día que
la parieron,
el sol se puso
rojo como
sus labios.

Los gritos de
dolor de su madre
la embriagaron
de mala hostia.

Arrasa por el
mundo como Atila.

A su paso, la tierra
se parte y
sus enemigos, son
devorados por
el fuego del infierno.

Encuentros



Soy la imagen

de la nada,
flotando etérea

en la inocencia
de la inexistencia.
Sin consciencia llegué
hasta la penumbra
de tu oscuridad
donde me apresó
tu lazo de fuego.

Como una mariposa
atrapada intente huír,
pero cada movimiento
me enredaba más.

Despertaste, me viste,
sonreiste.

Te acercaste a mi
sigilosamente
con tus ojos
brillando como ópalos
incandescentes.

tus manos convertidas
en garras ardientes
iban creando en mi cuerpo
un mapa abrasador.

Tus labios, tus dientes,
herían mi piel
dejando a cada beso
quemaduras de deseo.

Mi interior se abrió
para ti, al contacto
de tus dedos con
esa parte olvidada
de mí.

Descargas eléctricas
llenaron mi corazón
derritiendolo,haciendo
que palpitara.

Tu lengua como un
río de lava ardierte
bajaba por mi cuerpo
hasta mi oscuridad.

El calor lleno mis venas,
convirtiendo mi sangre
en fuego mientras
sentia cómo me penetrabas
entre mis llantos y gemidos.

Moviendote sobre mi,
tocándome, besándome
impedías que pudiera
repirar, pensar, escapar.

Rasgaste mi pecho
con tus propias manos,
atrapaste mi corazón
entre tus dedos.

Te lo comiste mientras
me llenabas de oscuridad.
Cuándo mi último grito
rasgó el aire,las tinieblas
se llenaron de estrellas

martes, 23 de agosto de 2016

Una escena en el Infierno.

Sus blancos ojos se clavaron en el horizonte, observando con su mirada pálida, el maravilloso espectáculo que su mundo le ofrecía.
Un mar de sangre baña esa playa de cráneos, aves carroñeras de esperanzas sobrevuelan el cielo nocturnos graznando lamentos. Como un coro desacompasado los gritos de los condenados junto con el sonido de las olas, con olor a herrumbre, crean una bella melodía, si hubiera tenido oídos tal vez se habría deleitado en ella. El risco cortaba la playa, como un enorme paredón que quisiera cortar en dos el mundo que ella habitaba. La luna oscura, proyectaba grandes sombras y ese enorme muro no parecía tener fin.
Hace muchos eones, le encomendaron una misión que por desgracia había olvidado. Su esencia efímera, no fue creada para durar tanto tiempo, sus recuerdos son nebulosos casi inexistentes. Pero ciertas imágenes perduraban como destellos, a lo que seguía la acuciante necesidad de buscar el lugar que aparecía en sus sueños. Y ahora allí se encontraba, frente a esa enormidad negra y malformada, donde anidaban las aves que en el cielo graznaban violencia. Deseó, no por primera vez, que este fuera el final de su viaje que al escalar ese muro pudiera desaparecer y descansar. Espero a la salida del sol para ponerse andar entre los millones de cráneos que componían esa playa, la mayoría rotos o astillados, capaces de atraversarle sus pies descalzos. Intuía que hubo un tiempo en que avanzaba rauda sobrevolando el cielo, pero también había olvidado como hacerlo. Los rayos azules del Sol tiño el cielo de violeta, noto la escarcha ante la bajada de temperatura que se producía al amanecer, siguió avanzando tropezando en silencio.
Parecía que la playa se alargaba a cada paso, temió haberse desorientado y haber quedado atrapada en una zona ilusoria, donde tu mayor deseo esta al alcance de la mano pero eres incapaz de rozarlo. Algo en su interior le decía que de ser así no había sido la primera vez, que perdió cientos de años y parte de su esencia, en unos de esos lugares. Un escalofrío recorrió su frágil cuerpo cuando un recuerdo, como un fogonazo, le hizo rememorar esas horribles zonas de ilusión moviéndose como un gas indetectable engullendo la energía de los que atrapaba, un organismo perverso en busca de presas.

Siguió avanzando, tarde o temprano llegaría a su destino o el olvido la rescataría de ese inhóspito lugar, noto como su mente empezaba a apagarse. La determinación tomo el control, adelante, hacia esa masa negra que la atraía y repelía a la vez.
No se fijo en las nubes, color de hueso, arremolinándose sobre su cabeza, ni que los pájaros habían dejado de graznar, solo cuando las primeras gotas empezaron a caer, deshaciendo su piel calcárea empezó a sentir que no lo conseguiría. Las lágrimas de los desesperados, del sufrimiento humano se convertían en tormentas de ácido en el infierno. En esa playa hermosa y reluciente no había donde refugiarse, su cuerpo envejecido y débil se deshacía bajo esas gotas de tristeza.
Sus ojos fueron lo ultimo de borrarse en lo que antes fue su rostro, ahora solo sentía dolor, sus huesos se descomponían ante la violencia de la tormenta. Notaba con tremendo dolor cada parte que perdía. Los últimos resquicios de voluntad la obligaban a seguir avanzando, arrastrándose entre esos cráneos que parecían reírse ante la ignominia de su fracaso.

Sus ultimas partículas rozaron el muro para desaparecer en el viento aullante que a la tormenta acompañaba.

jueves, 31 de marzo de 2016

MARIANO.

                                                                 MARIANO.

Dicen que es un fantasma, otros que es tímido, los más que no existe, todos tienen razón. Es un hombre tan tímido que convertido en fantasma esta dejando de existir.
A veces su esposa olvidándose de el durante días, le intuye asomado a la ventana observando como el mar desgasta la roca, obligándose a recordar dice su nombre, lo llama al borde del grito:
- ¡Mariano!.
Entonces la niebla que era el hombre se densa y aparece Mariano con sus pantalones de pinzas, su camisa blanca y su cinturón marrón, que mira con ojos perdidos como si las moléculas de su cerebro, aún estuviesen acomodándose.
Elvira no se queda a observar la transformación, se dirige a la cocina y se dedica a dar ordenes a la muchacha peruana y sin papeles que tiene de interina. Ella comerá unas patatas hervidas con judías verdes y de la comida del señor se encargaría personalmente.
Ursula se dedica a sus tareas, mientras de reojo observa a Elvira sacar un brick de caldo vacío, volcarlo en un cazo y ponerlo a calentar. También la observa mientras corta patatas invisibles para hacer un asado inexistente. Cuando cree que el cazo esta hirviendo sirve el aire caliente en una sopera de porcelana, llevándola a la mesa como si realmente estuviera llena, prepara con primor la fuente donde servirá el asado invisible, colocando las patatas, los tomates, la carne como si existieran realmente. Comía con su marido esa fantasía, mientras le hablaba de nimiedades para que no se volatilizara en la mesa. Después le acompañaba a su butaca cerca de la ventana y le daba el periódico. Ese rato lo aprovechaba Elvira para comer, mientras Ursula fregaba la vajilla inmaculada que se había usado para la no comida. A veces ordenaba que fregara mejor el cazo que se había salido el caldo, otras que tuviera cuidado con los cubiertos que no quería ver ni un grano de arroz, Ursula asentía y hacia lo que le mandaban.
Mariano nunca había sido un hombre que la gente recordara, era más bien ese tipo de personas que te  presentan varias veces sin que llegues a recordarlo, sino vagamente, mientras el te recuerda que os visteis en tal o cual ocasión.
Pues bien, este hombre era el presidente del gobierno de ese país.
Nadie recordaba exactamente por que lo habían votado, ni siquiera los incondicionales del partido recordaban a ver ido a ningún mitin en el que él participara, pero aún así gano las elecciones, fue un milagro de proporciones bíblicas, el partido conservador al que pertenecía, vio la mano de Dios en esas elecciones, la idea de que el país les pertenecía por derecho divino se convirtió en un dogma.
Los ciudadanos de ese país, se sorprendían pensando que sabían el nombre de la mayoría de ministros y ministras, pero no el del presidente, a veces no recordaban ni su rostro.
Los asesores, sabiendo esto quisieron que se mostrara a sus ciudadanos en programas de debate en la televisión pública o en alguna entrevista en las cadenas privadas pero su languidez al hablar, sus mirada perdida y su manía de desaparecer cuando
algún periodista le hacía una pregunta incomoda, terminaron de convencerlos que era mejor que no apareciera en vivo, si no era estrictamente necesario. En cambio procuraron que su fotografía saliera en todos los periódicos, todos los días. Tarea harto difícil, cuando por otra parte procuraban mantenerlo alejado de la política, decidieron que cuando se publicara una noticia sobre el partido en el poder o sobre la gestión del gobierno apareciera una foto de Mariano como presidente del mismo, así si alguien se olvidaba quién era el presidente, solo tenia que ir al periódico y ver la foto tamaño carnet que salían en las noticias. Al final, los periódicos optaron por poner una foto del presidente en la esquina superior de la segunda pagina, del tamaño de un sello de correos con el epígrafe Mariano... presidente del gobierno.
 En las ocasiones en que debía aparecer en público, tratar con otros dignatarios, presidir reuniones de estado, procuraban no dejarle solo en ningún momento. Tenía la mala costumbre de desvanecerse en cuanto notaba que no le prestaban atención o cuando mantenía una conversación desagradable, siempre había alguien a su lado para recordarle que debía mantener su estado corpóreo.
 Cuando un alto dignatario, se marchaba del país después de una reunión con Mariano, tenía la sensación de haber pasado horas en una sala de espera, en la que el doctor se hubiera marchado y nadie le hubiera avisado. Esperando indefinidamente, hasta que se daba cuenta de que estaba en un avión, de regreso a su tierra. Leía los acuerdos, los tratados refrendados y reconociendo su firma los daba por buenos, sin recordar exactamente en que momento los había firmado, ni con quien.
 El país aunque a trompicones, seguía adelante. Los diferentes responsables de las distintas carteras hacían su trabajo, se creaban pactos políticos de nombres rimbombantes, rencillas entre distintas capitales, en fin lo que hacen los políticos.
Mariano, desde que fue nombrado a dedo por su predecesor, como cabeza de lista y presidente del partido había tenido que hacer frente a alguna que otra rebelión de sus barones, de alguna que otra puñalada política, pero sin que propios ni extraños supieran bien por que, salía indemne.
 En esa época comenzó a desvanecerse y para cuando llego a la presidencia tanto el como sus ideas eran pura bruma. Ministros y ministras procuraban no molestar a su presidente con los problemas del país. Lo cierto es, que cada vez que se les ocurría hacerle una pregunta, sus respuestas eran tan vagas como su imagen, pocas veces sabían si estaba de acuerdo o no. Cuando planteaba una idea era tan abstracta como si se tratara de un oráculo resultando incomprensibles, algunos de sus ministros bromeaban en confianza, que más le hubiera valido a Mariano meterse a vidente que a presidente, risas cómplices coreaban esas afirmaciones, a las que no les faltaba verdad.
Por su parte, Mariano andaba perdido en un mundo de nieblas, donde la realidad se desmoronaba, rodeado de fantasmas que le hablaban desde la lejanía del tiempo, sin saber muy bien si estaba con los vivos o con los muertos. Solo quería desaparecer para siempre y descansar.
   
Este pequeño relato lo escribí por Agosto del 2011, ya veía lo que se avecinaba.

jueves, 10 de marzo de 2016

Relatos olvidados.

Una serie de relatos cortitos, que escribí hace años ya. Y por su brevedad he decidido ponerlos todos en una sola entrada.


                                             Última cena.

Al principio parecía raro, pero la necesidad de saborearme era tan intensa que me corte el meñique del pie izquierdo, estaba delicioso. Lo peor no es eso, me corte unos dedos más y se los di a probar a mi familia y amigos aliñados con ajo y perejil. Desde entonces no han podido parar, esta tarde será su última cena, la mía fue ayer, ya no queda nada por comer que no sea necesario para la vida...


                                                           Una tarde de lluvia.

Sus ojos ahogados por el dolor y la tristeza, derraman lágrimas que como una cascada se deslizan hasta su barbilla y de allí a su camisa, observo la pequeña mancha de humedad que se va formando en ella, semejante a una herida.
 Busco con desesperación la respuesta a la pregunta de su mirada, pero no la tengo, solo poseo la seguridad de estar haciendo lo correcto, creando mi camino sin seguir ningún trazado.
 El café se ha quedado frío, la mancha húmeda de su camisa deja entrever un sostén negro mira el te sin dejar de llorar, me doy cuenta de que algunos clientes nos observan, es una situación realmente incomoda, dejo una monedas en la mesa con la esperanza de que sean suficiente para las dos bebidas, recojo mi gabardina y me dirijo a la salida.
 La he abandonado, en esa mesa de mármol con su pelo rubio impidiendo ver sus ojos desenfocados y el murmullo de una pregunta saliendo de sus labios.
 Salgo a la calle, dejo que la lluvia limpie unos pecados que no siento haber cometido, dejo atrás un fantasma que desaparece con las gotas de lluvia sobre el cristal.


                                         Otra chorrada
Siempre, me había parecido un ser bastante entupido. Sus conversaciones me parecían siempre tan banales, pero eso era por que no la conocía. Ahora que la conozco mejor se que no es estúpida, ni tonta, simplemente esta muerta, su cerebro esta lleno de gusanos. Aunque nadie se ha tomado la molestia de comentárselo, por eso ella no lo sabe, yo podría decírselo pero me da vergüenza.
Además, si quitamos el olor y que nos guste o no se va pudriendo, sigue siendo la chica más guapa y popular del instituto.


                                             Después...
 Todos, recordamos los terroríficos días en los que los muertos se levantaron para cobrar o pagar antiguas deudas.
 Ahora intentamos olvidar que eso una vez sucedió, que pudimos comportarnos de la manera que lo hicimos. Tratamos de borrar de nuestra mente, que el infierno existe a tan solo dos pasos de nosotros mismos.
 Algunos no lo consiguen, pasan sus noches con los ojos abiertos, murmurando palabras inconexas,
mientras sus miradas están perdidas en algún rincón oscuro de sus mentes, recordando. Algunos, terminan suicidándose, otros son encerrados en instituciones psiquiátricas, los más acaban abandonados entre las callejuelas de la ciudad, donde se mueven como sombras de otras vidas.
 Los demás dormimos a base de pastillas, para al despertar desayunar un cóctel de píldoras que nos hará sobrellevar el día hasta la llegada de la noche y la bendición del sueño químico.
 Ya no nos miramos a los ojos, nos aterra leer lo que vemos en ellos. Los muertos se marcharon como regresaron, sus fantasmas, sus recuerdos atormentadores se esfumaron, dejando una estela de dolor y desespero.
 Respiramos, comemos, andamos, pero estamos tan muertos como aquellos que nos abandonaron en esta inexistencia que llamamos realidad.


                                          Día de matanza.
acaricié tu cuerpo palpitante y caliente,temblabas de miedo mientras mi nueva navaja paseaba por tu piel pálida, suave. Tus gemidos llenaban el aire, mientras la luz de tus lágrimas iluminaban mi alma. La felicidad de llevar el control es casi demasiado para mis sentidos que se agudizan al sonido de tus gritos, con el olor de tu sangre deslizándose desde tus heridas al suelo. Mi amor es efímero, noto como se esfuma junto con tu vida y sus sueños. Esta noche soñare con tus ojos aterrorizados, mientras el olor de tu miedo perfuma mis noches.





lunes, 29 de febrero de 2016

Pequeñas ideas sobre Dios.

Dios nació loco,
del vientre de una puta
violada por un ángel.

Dios esta muerto,
cayó en un baño
victima de una sobredosis.

Dios se dedica a torturar hormigas,
las quema con una lupa-

Dios es un yonki,
que pega a su madre
por un televisor.

Dios es un mendigo,
que recoge colillas del suelo.

Dios es un chapero,
que te la chupa por diez euros.

Dios odia su vida,
para soportarla se
corta con navajas oxidadas.

Dios vive en un cajero,
tapado con cartones,
una vez le prendieron fuego-

Dios es la loca,
que grita en medio la calle-

Dios llora en el baño,
agarrado a su osito de peluche.

Dios es una anorexica,
que vomita su vida
por el retrete.

Dios es la muerte
del alma.

Dios es uno de tantos niños,
violados en el templo.

Dios es un feto corrompiendose,
en un cubo de basura.

Dios es el padre que se
levanta de la cama,
mientras su hija se hace un ovillo
de vergüenza y dolor

Dios esta solo en el cielo,
los ángeles hace mucho
que le abandonaron.

Dios es el corazón del infierno.